A medida que se profundizan las consecuencias económicas de la pandemia del COVID-19, la inversión en sistemas de protección social es clave para proteger a las familias de los niveles catastróficos de privación y dificultades financieras. Con un costo tan solo del 1% del producto interior bruto pueden conducir a una disminución del 20% de la pobreza en toda la población.
Las prestaciones sociales para la infancia de carácter universal, como los pagos incondicionales en efectivo o las transferencias de impuestos, son fundamentales en la lucha contra la pobreza infantil, pero solo están disponibles en uno de cada diez países en todo el mundo, según un nuevo informe publicado por Overseas Development Institute y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia.
El informe Policy Issues and Options destaca que los beneficios universales en efectivo proporcionados a los niños en países de ingresos medios a un costo de solo el 1% del PIB conducirían a una disminución del 20% en la pobreza en toda la población.
Invertir en los niños no solo cambia sus vidas sino que genera grandes dividendos para sus comunidades.En 15 países de altos ingresos, la prestación social universal por los hijos produjeron de hecho a una reducción del 5% en la pobreza infantil, en promedio. También se ha demostrado que reduce las privaciones, mejorando el bienestar general de los niños, la salud, la educación, la seguridad alimentaria, la productividad y la capacidad de contribuir a sus sociedades y economías cuando alcanzan la edad adulta.